Soy la novia de un skater. Puede que en principio tal afirmación no parezca demasiado relevante para definir mi personalidad o mi modo de vida, pero si me paro a reflexionar sobre lo que supone que mi pareja forme parte del (infra)mundo del patín me doy cuenta que tiene un gran peso en mi vida cotidiana y sobretodo, en mi salud mental. De la misma manera que la novia del Heavy tiene que soportar que su novio lleve pantalones dos tallas menos de la que le corresponde, agite la cabeza compulsivamente al oir el primer riff de guitarra del Who gotta love de Led Zeppelin y se empeñe en ponerse camisetas negras con monstruos y zapatillas J.Haiber, la sufrida novia del skater tiene que soportar (e intentar comprender) la idiosincrasia del mundo de su compañero sentimental. Esta reflexión surgió tras la visión de la portada del video de skate “First love”. En un principio no le dí mayor importancia, pero luego me dí cuenta que siempre sería una número dos en la vida de mi novio y que en ciertos momentos, él preferiría besar el suelo tras tirarse al barro subido en su (puto) patín que besarme a mi. La vida es así de cruel.
Lo primero que comprende la novia del skater es que vive en una esfera lingüística completamente distinta a la de su pareja. En la vida cotidiana comparten el mismo código de comunicación hasta que Él, en una amena charla, le comenta a Élla lo que ha hecho esa tarde. Es el momento en el que ella deja de comprender. Su primera frase suele ser:”tía, me he sacado un truco nuevo que flipas”, como si Juan Tamariz hubiese suplantado momentáneamente su personalidad y a partir de ahí, la conversación se plaga de ollies, nosesgrinds, planos inclinados, switchies, spots, y giros de 180º y verá a su (hasta el momento respetado) novio intentar reproducirle sus hazañas mediante gestos con sus manos sobre el borde de la mesa. “Wow!…”contestará ella, mientras una voz en su cabeza no para de repetir “¿quéeeeeeeeee?”. Suele ser habitual, en una reunión de amigos del patín, ver a sus respectivas acompañantes mirar al infinito, hojear una revista, fumar compulsivamente o, a las menos comprensivas, poner cara de aburrimiento sin más. Seguramente, si la escena tiene lugar en la casa de alguno de ellos, llegará el momento de ver algún video de sk8 que ellos ya habrán visto mil veces, pero con el que siguen flipando, sobretodo si salen ellos, claro. Bien, puedes intentar cambiar cosas que no te gusten de tu novio. Esta no porque, recordemos, tu novio vive para el patín, no para tí y no te pongas egoísta.
Otra cosa que aprenderá rápidamente la novia del skater común es que el tiempo se planifica en función de su agenda de patín. Si tu novio trabaja entre semana, no intentes ir al cine con él el domingo por la tarde. Podéis ir al cine si llueve (mucho), o por la noche, cuando ya no haya luz para patinar (suponiendo que algún listo no haya tenido la genial idea de habilitar un pabellón en el que se pueda patinar por la noche y cuando llueve, ahí estas jodida). Si le propones un viaje, seguramente él piense primero en los sitios que hay para patinar en Praga, Berlín o Tailandia, por ejemplo, y si hay buenos spots, skate plazas, planos inclinados,etc. Sólo a partir de ahí, decidirá si va o no. El verano puede parecerte una buena estación para pasar más tiempo con tu novio, ya que tenéis más tiempo libre, hace sol y hay mil planes para hacer. A él la parece que es una buena estación para patinar. Y, recuerda, no te pongas egoísta, que si quieres pasar tiempo con él, puedes ir a verle patinar.
Estos son sólo algunos de los rasgos característicos de la especie estudiada, a los que habría que añadir la perenne inmadurez, la promiscuidad, las heridas y lesiones de guerra y ciertos elementos molestos que les rodean como las grupies del patín (¡esas zorras!), los guays y los posers, aunque para analizar todo eso necesitaríamos la revista entera. Solo queda pensar que alguna cosa buena tiene salir con un skater y tener claro que siempre, siempre, sería peor salir con un roller.
Carmen López
Artículo publicado en el número 20 de la revista Shape Magazine (julio/agosto 2007)
Aquí tenemos un articulo sobre lo que hay detrás de un chico dando saltos encima de una tabla, esas chicas que se sientan y esperan ser atendidas por sus respectivos novios, chicas que tanto si hace frío como si hace calor están allí sentadas, guardando las cosas de sus chicos, hablando con otras chicas que están en su misma situación... en fin, esperando simplemente un beso de esos chicos que vienen totalmente sudados, a los que irremediablemente tienes que querer, porque como ellas dicen "son increíbles"...
Espero que os divierta este articulo porque realmente es divertido ver que todo lo que dice, seáis skaters o no, conozcáis a skaters o no... es totalmente cierto.
Andrea (estudiante de Periodismo en la UAB)